
Autora: Mª de los Ángeles Repiso Becerra
Psicóloga e Higienista Dental
La ansiedad en la población general: un fenómeno en aumento
La ansiedad es una emoción inherente al ser humano, cuyo propósito principal es prepararnos para enfrentar situaciones percibidas como amenazantes. Sin embargo, los ritmos de vida actuales, el exceso de estímulos, la inmediatez tecnológica y la constante presión social han favorecido que este mecanismo adaptativo se vuelva frecuente e intenso, afectando progresivamente a la salud mental de la población.
Estudios recientes muestran que la ansiedad afecta tanto a jóvenes como a adultos, con una prevalencia creciente (1). La sobreexposición a demandas laborales, académicas y sociales, junto con la incertidumbre económica y los cambios globales, han incrementado los niveles de estrés percibido, dificultando la capacidad de las personas para mantener un adecuado equilibrio emocional (2).
Además, la tendencia a suprimir o evitar emociones, dificulta la gestión interna, lo que contribuye al mantenimiento y la intensificación de la ansiedad (3). Por ello, comprender cómo regular las emociones y qué herramientas utilizar para hacerlo se ha convertido en un aspecto clave de la salud psicológica actual.

Factores que contribuyen a la aparición de ansiedad
La ansiedad surge como resultado de una interacción entre variables emocionales, cognitivas y contextuales. Entre los factores más relevantes se encuentran:
- Elevada autoexigencia y perfeccionismo
Muchas personas presentan un diálogo interno rígido, basado en normas internas excesivamente demandantes (“tengo que”, “debo”, “no puedo fallar”), lo que favorece la aparición de preocupación excesiva y estrés anticipatorio. - Dificultades de regulación emocional
Las personas con menor habilidad para identificar, aceptar y modular sus emociones tienden a experimentar mayores niveles de ansiedad. El uso de estrategias desadaptativas, como la rumiación o la evitación, predice significativamente el malestar emocional (4). - Sobrecarga laboral y falta de descanso
Las largas jornadas, la multitarea y la presión por mantener un rendimiento elevado aumentan la activación fisiológica sostenida, dificultando la recuperación. - Entorno social y tecnológico
La hiperconectividad, la comparación constante en redes sociales y la sensación de “no llegar”, generan un estado de alerta casi permanente. - Vulnerabilidad individual
La genética, la historia personal, el estilo de apego y las experiencias tempranas influyen en la manera en que cada persona interpreta y afronta el estrés.
Leer el artículo completo:





















