Era el complemento prefecto a esos tres días y medio en Corfú. Bastaba con cruzar una estrecha manga del “mare nostrum” y estábamos en un país poco conocido, europeo, balcánico, fuera de la Unión Europea por ahora.
16 de junio 2025: Tras un buen madrugón recogimos las maletas y nos llevaron al puerto de Corfú a tomar un Ferry que en poco más de una hora nos trasladó a la otra orilla, de nuevo al continente.

Estábamos en Albania, en Saranda. Tuvimos que enseñar el pasaporte y pagar las tasas de diez euros. Aunque estamos más al este, aquí volvemos a la hora de Madrid, por eso amanece a las 5 y no es de noche hasta las 22. Albania no es Unión Europea, y su moneda es el Lek aunque se puede pagar con euros sin problema. Nos cuenta el guía en perfecto castellano que es un país pequeño, del tamaño de Galicia, con dos y medio millones de habitantes. Las tres cuartas partes son montes de hasta 2700 metros, los Alpes albaneses y una extensa costa del Adriático y el Jónico.
Ha sido ocupada por muy distintas culturas desde los griegos, los romanos, hasta los otomanos, que la ocuparon desde el siglo XV a 1912; en 1939 fue invadida por las tropas italianas en la II Guerra Mundial a las que consiguieron expulsar en 1944 sin ayuda exterior, luego fue un satélite de la URSS y se independizó manteniendo el régimen comunista sin contacto con el exterior. Actualmente es una república democrática y ha solicitado su ingreso en la UE. Nos insiste en que es un país seguro. Todo esto nos lo iba contando en el autocar, pues el recorrido hacia nuestro destino era largo por autovías en buen estado y donde no se respetan las líneas continuas, o eso me pareció a mí.
Nos comentó que aunque la economía había sido agrícola y ganadera, ahora estaban aumentando el turismo y cierta industria, además de tener petróleo y minerales. Criticó el régimen comunista por sus excesos al final, aunque comentó que casi todas las obras públicas eran de esa época. Nos habló de un general otomano, Alí Barrat que derrotó a Napoleón.
Llegamos a Berat, ciudad Patrimonio de la UNESCO con castillo y edificios bizantinos y otomanos.

Hicimos un alto para comer en restaurante típico (Konak) donde varios camareros hablaban español por las series televisivas que emiten en versión original subtituladas. Tampoco me extraña, pues el albanés es un idioma rarísimo y complicadísimo. Nos dijeron algunas palabras y mejor no repetirlas por si parece que digan otra cosa. En el Castillo de Berat hubo 30 iglesias (quedan 10). Está el museo Onufri de tablas religiosas.
Visitamos la antigua catedral con magnifico iconoclasta, y pasamos detrás del altar donde nos relataron la historia de los Códices Púrpura y Dorado que incluso codiciaban los nazis por su supuesto poder. Recorrimos sus callejuelas viendo bellas casas bizantinas y otomanas, y la iglesia bizantina que destaca en la altura como símbolo de poder. Bajamos a Berat donde discurre el río Ozum y nos contaron la leyenda de la lucha de las dos montañas gigantes por la diosa (el río). Es una ciudad muy agradable, muy mediterránea, con mucha gente por las calles, y llama la atención los dos barrios separados por el río y subidos en sendas laderas: el de Gorica (ortodoxo) y el de Magalem (musulmán).


Hay un precioso puente bizantino a las afueras con el mismo nombre, Gorica. Nos alojamos en un Hotel fastuoso de cinco estrellas, El Colombo. Fue muy agradable el paseo nocturno por la orilla del río. (Era curioso observar muchos perros vagabundos que pelean por su territorio).
17 de junio de 2025: Salimos de Berat con dirección a Gjirokastër. De camino, en una rotonda de la carretera, vemos un avión soviético de la II Guerra Mundial. Llegamos a esta ciudad de cuento con muchas cuestas y casas preciosas muy adornadas de aspecto bávaro, y todas ellas convertidas en tiendas de recuerdos y artesanía, o bien en cafés, bares y restaurantes. Muy turístico, aunque con estilo.


Subiendo una cuesta, en la que las artesanas de tela han extendido sus labores, caminando, o en taxi para quien no se atrevió, llegamos a las puertas del majestuosos castillo, el último de las defensas, por eso nunca llegó a entrar en combate. Aloja un museo de armas capturadas a los nazis y los italianos en la segunda guerra mundial, incluyendo un mini carro de combate Fiat muy curioso, delante de una estatua colosal dedicada la los jóvenes partisanos que se enfrentaron y ganaron a las tropas de ocupación.

Subiendo a la zona más alta las vistas de la ciudad son magníficas, y llama la atención la existencia, allí en lo alto, de un avión americano (dicen que de reconocimiento, de los años sesenta cuando Albania era comunista, dicen que se perdió o se averió y tuvo que aterrizar en el aeropuerto soviético… ¿y cómo y quién lo subió hasta el castillo? Es un misterio que no nos cuentan).
Bajada del Castillo al pueblo observando por el camino varios túneles, alguno con tiendas en su interior, que cruzan por debajo la fortaleza y se usaron de refugios. Comida en restaurante popular. Y tiempo libre por ese barrio visitando las tiendecillas y comprando recuerdos. Luego visitamos otra zona de la ciudad donde nació el líder comunista, y pudimos ver una casa de un poderoso señor árabe de la época de la dominación otomana en muy buen estado de conservación, a pesar de tener muchas estructuras de madera. Muy curiosa, con las distintas estancias para hombres y mujeres y con curiosos aseos. Nos recoge el autocar al salir del barrio antiguo y camino hacia Saranda. Alojamiento en hotel con vistas al mar y a los preciosos atardeceres mediterráneos.
18 de junio de 2025. Hoy vamos a visitar el Parque Nacional de Butrint situado en el sur de Albania.
En una pequeña península que ahora es Patrimonio de la UNESCO se pueden observar restos de casi todas las civilizaciones que pasaron por ese lugar privilegiado, sobre todo, como puerto del Mediterráneo.

Así encontramos restos de construcciones griegas, y cerca de ellas las más importantes son de origen romano y también queda alguna construcción bizantina, veneciana y otomana. Destacan un teatro griego, el templo de Asclepiola basílica romana y la muralla con la famosa puerta del león, también quedan termas, parte del ágora, y el batisterio circular, cuyos mosaicos se han reservado cubriéndolos con grava, además de la Torre veneciana que nos vigila al acceder al recinto.

Comida popular agradable, y vuelta a Saranda donde tuvimos la tarde libre para recorrer esa turística ciudad y realizar las últimas compras y gastar los pocos leks que nos quedaban.
Tuvimos un rato para disfrutar de la pequeña playa del hotel, ver un maravilloso atardecer en el mar, cenar y dar el último paseo de nuestro viaje.
19 de junio de 2025. Preparados con el equipaje, desayuno, autocar y decir adiós a Albania en el puerto al tomar de nuevo el Ferry hacia Corfú, donde iríamos directos al aeropuerto para volar de regreso a Madrid.
Han sido pocos días, bien aprovechados, con visitas a lugares estupendos, con gentes con esa cultura mediterránea tan cercana a nosotros y tan acogedora, a pesar de los distintos y difíciles idiomas, las costumbres se nos hacen familiares y es muy fácil convivir. Fenicios, Griegos, Romanos, Otomanos, Árabes, qué más da, nos une el mar Mediterráneo, nuestro mar, Mare Nostrum, que nos define el carácter.
¡Hasta pronto!

Autor del texto e ilustraciones: Juan Carlos Muñoz García
Médico de Familia
Miembro del Comité Científico de RH





















