Importancia del Butirato sobre la Microbiota Intestinal y la Salud

Marina Pericet Carballido
Dietista
Estudiante de Nutrición Humana y Dietética

¿QUÉ ES EL BUTIRATO?

El butirato, o ácido butírico o butanoico, es un ácido monocarboxílico, saturado, de cadena abierta con cuatro átomos de carbono.

Este componente se produce de forma típica por la fermentación de la fibra dietética por parte de la microbiota intestinal. Además, es aprovechado por el epitelio intestinal como substrato energético para mantener su integridad y función. Es el principal metabolito energético utilizado por los colonocitos (células que recubren el epitelio del intestino grueso o colón).

Explicado de una manera más sencilla, nos alimentos con carbohidratos complejos que no podemos metabolizar, entonces estos llegan intactos al intestino donde sirven de alimento a las bacterias (microbiota), que sí los metabolizan, y generan butirato. Entonces, con ese butirato se alimenta a las células epiteliales y se protege la barrera intestinal.

Existen acontecimientos capaces de deteriorar la microbiota intestinal como, por ejemplo, los siguientes:

  • Tratamiento con antibióticos.
  • Procedimientos radioterápicos.
  • Determinadas quimioterapias.
  • Dietas con bajo o nulo contenido en fibra dietética.

Por ello, se ha valorado la suplementación dietética, en estos casos, con ácidos grasos de cadena corta, como el ácido butírico, ya que es el que mayor implicación tiene en el metabolismo intestinal. Es decir, en la correcta digestión y absorción de los nutrientes.

En esta imagen observamos como un cambio en la dieta puede producir una disminución de la microbiota intestinal y, por tanto, una alteración en la capacidad de producción de ácido butírico.

FUNCIONES DEL ÁCIDO BUTÍRICO

Existen evidencias que demuestran que el butirato es capaz de producir cambios en el pH del intestino lo que hace que se favorezca el crecimiento de bacterias buenas, mientras inhibe el crecimiento de las malas.

En nuestro intestino, puede llegar a presentar la siguiente influencia:

  • Ayuda a reparar la mucosa dañada y disminuye la inflamación. Se estima que una disminución del número de bacterias que producen ácidos grasos de cadena corta, sobre todo butirato, puede estar implicada en la aparición y gravedad de Enfermedades Inflamatorias Crónicas del Intestino como la enfermedad de Crohn.

Además, y volviendo a su efecto antiinflamatorio, tiene impacto en el sistema inmunitario ya que, ciertos estudios, demuestran que, el butirato, ayuda a impulsar la diferenciación (es decir, la especialización) de las células inmunitarias que contribuyen a “mantener el orden”, llamadas células T reguladoras.

  • Restablece el equilibrio de la microbiota, cuando ha sido alterada por el uso de antibióticos. Contribuye a la consolidación de la mucosa protectora del intestino.
  • Estimula la absorción de sodio y agua en el colon.
  • Alivia los síntomas de trastornos digestivos como el síndrome del intestino irritable, que es una enfermedad que afecta a 1 o 2 personas de cada 10 y se traduce como un dolor abdominal crónico.
  • Previene la aparición de cáncer de colon. Las evidencias apuntan a un efecto beneficioso del butirato en este caso, ya que es capaz de inducir la apoptosis de múltiples líneas celulares de cáncer de colon (es decir, la muerte de células cancerosas).

¿CÓMO OBTENER BUTIRATO MEDIANTE LA ALIMENTACIÓN?

Una ingesta de alimentos ultraprocesados, bajos en fibra y ricos en azúcares se asocia con una disminución de producción de butirato en el intestino grueso.

El butirato no se encuentra en sí en los alimentos, sino que, al consumir alimentos ricos en ciertos tipos de fibra, aportaremos a nuestras bacterias intestinales las “materias primas” necesarias para generar los ácidos grasos de cadena corta, entre ellos el ácido butírico.

Los tipos de fibra que utilizan las bacterias intestinales para producir butirato incluyen:

  • Almidón resistente: se produce cuando cocinamos un alimento rico en almidón, y luego se enfría en nevera (por ejemplo, arroz o patatas, entre otros). También se encuentra en plátanos verdes.
  • Fructooligosacáridos: son una fibra soluble, formada por moléculas de glucosa y fructosa. Están muy presentes en: plátano, tomate, cebolla, ajo, espárrago, puerro, alcachofa…
  • Inulina: carbohidrato no digerible presente en variedad de vegetales, frutas y cereales (ajo, cebada, achicoria, espárragos, centeno, banana…).
  • Arabinoxilano: se encuentra en los cereales como el trigo, el maíz, el arroz, el centeno, la avena y la cebada.
  • Pectina: en manzanas, zanahorias, naranjas, mandarinas y melocotones, entre otros.

En conclusión, la microbiota intestinal es una red sumamente compleja de microbios en interacción que desempeña un papel clave en la digestión y en la defensa inmunitaria. Un número cada vez mayor de estudios avala que una composición variada y correctamente equilibrada de la microbiota resulta esencial para nuestro bienestar. Para ello, destaca notablemente la actividad del butirato, combustible de las células del intestino para ayudar a mejorar su integridad y, con ello, el revestimiento del intestino para evitar posibles alteraciones que puedan producir los alimentos y microbios al traspasar la barrera intestinal.

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